17 jul 2010

Quinta Edición: "A quien pueda interesar"

Algunos Textos:


GOTAS
Lugar conocido por todos y visitado por pocos.

Durante muchos días he padecido la más terrible y perturbadora de las exploraciones , por lo que he decido dirigirme con mucha seriedad a ustedes, sin escabullirme en vericuetos gramaticales inútiles, ni mucho menos privar el ansioso deseo de expresarme con ardiente sinceridad, ahora podría escribirle a Bolívar, Miranda, Bonaparte, Cortés, o a Alejandro incluso, a todos ellos por sus hazañas históricas, a Galileo, Pascal, Newton, Einstein , por su obstinación científica, a Poe, Conrad, Borges, Cervantes, a mi hermano del alma Gabriel, y pare usted de contar, a todos por simplemente haber creado, inventado mundos fascinantes que terminaron por convertirlos en literatura( a ti también me gustaría escribirte), a Freeman, Anthony, Jack, Forest, Hans, Smith, Denzel, Moore, Foster , Connely, por lo magistral de sus actuaciones, a un siete machos y un vagabundo geniales y conmovedores, a un Pedro sorprendido y un Juanito despiadado, a Chus y su cuerda de locos, a The Beatles y su she loves you yea, yea, yea, por hacer magia de acordes y melodías fantásticas, a Edmund y sus irresistibles impulsos, a Jeffrey y su insatisfacción, a Wayne y sus pestes de payaso serial, a Albert y sus ideales licántropos, a Peter y su pasión por los fluidos, a Bart, al Chavo, Goku, Trini, Oliver, Hanamishi y Rukawa por ser parte indisoluble de mi infancia, a ti flaquita pero tú mereces más que paginas , a mama, papa, manita, a usted con su auténtico: ¡Viva que es bastante!. A ustedes les tengo pensado mi reserva de oro, mis mejores líneas, permítanme informales que son el motivo de la presente. Asombroso es darse cuenta de las incontables direcciones posibles a las que se pueden enviar tus sentimientos, complejo es elegir palabras para dibujarlos, yo he optado por escribirle a estos centímetros cúbicos mojados e inmortales, anhelo mucho su presencia aquí, conmigo. Fui al oftalmólogo para
enterarme de lo que me sucedía, por si era un problema físico, no me recomendó lentes y sólo me dijo que tenía los conductos intactos y sanos y que la carnosidad era urgente operarla porque y que se estaba desplazando hacia la iris, pero en lo referente a lo que yo buscaba no mencionó el más mínimo detalle, ustedes nada que aparecían. Las he buscado en muchas partes, en bruscos presagios consumados, en partidas preconcebidas y aceptadas, en engaños mordientes y dolorosos, en imprecaciones al pudor, en recónditos rincones de mi casa, y no puedo creer que todo esfuerzo aplicado para encontrarlas sea inútil. He observado mejillas empapadas con un odio inconcebible, escuchado rumores musicales, melancólicos con rencor mordaz, corrompido, sin poder hacer nada. No quiero que se les ocurra que soy un desalmado, un insolente, a veces se me hace insoportable esta insensibilidad; les confieso que los únicos responsables de mis más crueles tormentos son mis juicios, esa inclaudicable costumbre de someter todo a la retórica racional, que en situaciones como esta puede resultar la multiplicación de todos los saberes por cero. Desde lo más intimo de mi ser les hago una petición, un ruego prominente , perentorio: deseo que sus más nobles sentimientos procuren recordarles mi dirección, ustedes la conocen mejor que yo , realmente las necesito, se me hacen lóbregos y opacos los días, la noches me saben a mierda, en ocasiones ni si quiera tienen sabor, extraño mis explosiones sin sentido, mis caprichos pueriles insatisfechos, mis raspones, y mis visitas a los ambulatorios, mis conflictos paternos terminados en trágicos dramas, una ambición truncada, un corazón roto… con mucho que decir me despido para evitarles contratiempos, les aclaro que no coloqué un anuncio en el periódico, por no parecerme conveniente, además que a la crisis financiera se le antojó visitar sin previo aviso mis desvencijados bolsillos .
LIWIN ACOSTA

Para ti abuelo indígena:

Tátara, tátara, tátara abuelo quisiera en esta carta pedirte la bendición, pero me da mucha arrechera saber que no me contestarás, porque quizás nunca llegue a tus manos y en tal caso que llegara no la entenderías porque no es tu idioma, pero eso no me importa, igual la escribo, uno no sabe qué puede pasar.

Bueno lo primero que quiero decirte es que me disculpes si me quedo corto con el tátara, es que si me pongo a escribir todos los tátaras que son, voy a gastar muchas hojas.

En realidad esta carta la escribo para hacerte saber cómo desearía poder vivir y hacer todas esas labores que tú realizabas. Salir en canoas y curiaras a pescar, cazar con flechas y cerbatanas: báquiros, lapas y conejos, ancestrales variedades artesanales, hechas con recursos naturales: vasijas, cestas, collares, mapires, hamacas, chinchorros.

También me gustaría tener ese color cobrizo de ustedes en mi piel, el pelo negrito liso y brillante, los ojos oscuros y esas habilidades extraordinarias con la que tú contabas. Tú te preguntaras que herede de ti, creo que únicamente el tamaño. Sinceramente tátara, tátara abuelo admiro mucho la unidad y la solidaridad que entre ustedes reinaba. Saber que entre ustedes no existían los indigentes y los niños de la calle me da mucha alegría y a la vez nostalgia pensar que en la actualidad si los hay, y por coñazo. Espero no te interrogues sobre la vida del siglo XXI porque de verdad no se parece nada a la tuya. Tú veías a la tierra como tu madre, al sol como tu padre, los animales y los árboles como tus hermanos. Ahorita nadie es familia de nadie, el barro hoy es cemento asfalto y señales, el sol debido a un hueco de la capa de ozono calienta mucho más, hay que esquivarlo para evitar un cáncer otro mal de este tiempo, con los animales se ha hecho de todo, unos ya no existen y otros están por desaparecer, ya no hay lazo alguno entre los árboles y nosotros, ya solo son materia prima. A pesar de todo, la vida es más cómoda y fácil aunque menos libre, solo hay que ir a farmatodo y asunto resuelto. No me arrepiento de vivir en esta época, ni si quiera de eso tengo derecho, solo quería informarte que me gustaría haber vivido en la tuya. A veces pienso que tal vez te gustaría vivir en este siglo, pero estoy muy seguro que no es así, precisamente por eso te resististe. Para despedirme te digo que esa etapa es la que más me hubiera gustado vivir, para crear trampas más efectivas para los colonizadores, encender la niña, la pinta y la santa maría con ellos adentro, y matar al Cristóbal y a la pajua de Isabel al estilo cale 13:” Me gustaría atravesarle el pecho con una jabalina encendida en fuego y que se le quemen los senos y que la punta de la jabalina tenga veneno para asegurar su muerte”.

Atentamente,

Luis Leal


Sr .Or

Espero esté bien, aunque está demás decirlo, no le escribo para saludarlo, sino más bien para invocarlo, así que prefiero omitir cualquier tipo de formalidad que pueda hacer vacilar a las palabras; me valdré del mismo lenguaje táctil y directo que contaba una a una las florecillas de aquel vestido que me arropaba, y las consentía suavemente hasta hacerlas desaparecer, el lenguaje de la llamada sin hueso, la que babea de ganas, el mismo que derramó la copa de alcohol sobre mi cabello ondulado para luego beberlo de él.

Sus manos han quedado en mis pechos como metal fundido, han acariciado mi estomago hasta hacerme sonrojar y pegar alaridos con una porción de locura, usted no quiso mostrar su rostro cuando ya en mis manos tenia su cuerpo, no ha pedido permiso alterando mi comportamiento hasta en lo más mínimo.

Sr. Or llevo varios años imaginando su rostro, hasta que al fin estoy convencida que sus ojos son aquellas dos bolas de fuego que me miran fijamente en el preciso instante del clímax, sus labios suelen ser tibios, realmente carnosos y provocativos, y aquellas prolongadas arrugas que logro ver en su frente me indican que lleva quién sabe cuántos años haciendo de las suyas, que sus ganas son inmortales.

Sr. Or le escribo para invocarlo, ya que últimamente por acá sólo ha venido su hijo, o tal vez es su nieto, porque no tiene ambición, ni destreza.

No recuerdo exactamente cuándo fue la última vez que vi su rostro añejado, hace pocos días y en soledad creí acercarme a usted, pero... en pocos instantes estaba su pequeño bisnieto muy puntual e inoportuno esperando en la puerta.

Le confieso que no desistiré porque se que su inmortalidad vigente anda rondando por los pasillos de las oficinas y los moteles.

Sr. Or, usted, sí, usted que se apellida Gasmo, termine con su tarea, complete su nombre en mis labios y cuerpo.

Está demás decir que espero una pronta repuesta, por no decir inmediata; y ¿Para qué despedirme si ya usted lo hizo?.

TAIS VILORIA

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