25 jul 2010

EL MEJOR DE LOS DÍAS

Te de reojo sentada en la mesa, estabas vestida de blanco, me plantee compararte con un ángel pero tu amargura devastó toda posibilidad, un grillo estripado alivió la prospectiva realidad de mi sueño, mientras el 0-800 de la tele me hace una invitación indecorosa.

Evaristo me dijo: Las medallas son chapas de hojalata. Las banderas son trapos de colores. Que fui, que vine, que voy o me quedo, que nada es casualidad, que Benedetti es de izquierda, que Vargas Llosa es reaccionario… me importa poco.

Un amigo se preocupa por planchar sus pantalones, otros no cambian la franela negra y, Cristina, su bandana y falda son un abstracto conflicto para su género.

¡Fraude con patas! Me gritaron, a la final no me interesa, mi primera vez fue con una prima y ella no se acuerda; y eso es peor que lo que me digan. Ando en interior por la casa aun cuando hay visita y me da igual; a Jesús en la cruz solo le ven sus abdominales y hasta algunas monjas pretenden burlar su vestimenta, bueno, a se me critica porque no soy Mesías y entonces tengo que vestirme.

Una mañana abrí la nevera; tenía pescado, huevos, queso y algo de hortalizas en el cajón, tenía flores sobre la platera, no me bañé para salir porque el día anterior lo había hecho, no quise gastar jabón y mucho menos mojar la toalla, llegué a clases y con mal aliento me acerqué al profesor para que luego me evitara. Al salir invité a un amigo para no tener que almorzar solo, el chofer del bus estaba obstinado, sus uñas tenían mugre y él las disfrutaba mientras manejaba, llegamos a casa y ¡maldita sea!; el pescado , el queso, los huevos y las hortalizas solo eran los iconos de la nevera, y las flores en la cocina eran figuras grabadas en los platos.

¡No me jodas! Yo no soy guionista, ni me quiero parecer al pajúo de Padrón, yo no hago poesías; yo nada más escribo dormido, yo no tengo un sobrino pero mi hermana tiene un hijo; le gusta la fantasía y no conoce el cannabis, él se conforma con el unicornio, la escoba voladora, el duende y el hada.

Tenía sueño y preparé un café, en el fondo de la tasa nadaba una mosca y en lugar de azúcar agregué sal, me acerqué a la ventana y un señor con cuerpo de tripas escurridas cantaba sin separar sus dientes, entonces pensé y me dije; creo muy poco en usted, creo muy poco en las palabras, creo más en lo que veo, creo más en lo que soy… soy nada.

IVAN GÓMEZ

1 comentario:

  1. Hermano, qué bueno el cuento. Y esa foto se me hace conocida, creo que fue en la presentación de la revista Cubile en su edición de Marzo-Abril 2010. me alegra ver que abrieron el blog. Saludos y que sigan los éxitos.
    Ennio Tucci

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