19 oct 2013

C.A.G: Reunión del Miércoles 16



El sudor que sobraba de mi nuca mientras intentaba seguir cómoda en la cama, suponía dos cosas inaceptables: Corpoelec volvía a hacer de las suyas (¡que no son racionamientos, vale! pero que la electricidad se evapora a horas específicas, como si dejaran a un ermitaño encargado para accionar un click, y luego de 3 horas, otro click, click) y la humedad excesiva, anunciando que ya eran pasadas las 4pm. Me uno al grupo de corianos que se acostumbró a dormir sabroso con calor, a un grupo grande. Al fracasar en el acto casi ilegal de dormir un par de horas más, luego de pasar toda la noche leyendo al borrachín de Bukowski y su novela “La senda del perdedor” (ésta borracha, también) meto en mi bolso verde un librito de Relatos Vanguardistas y me lanzo a la Casa del Artesano.



Adri, Maylén, Liwin, Rosa y Daniela: 6:01 pm. 



Supongo que el chaparrón asustó a los libros de los demás miembros, que les acalambró las hojas dejándolos inmóviles en el suelo o en algún puesto de carrito o buseta, paseando por la ruta miles de veces. De la nada alguien, no yo, nunca yo, comenzó a bromear un poco sobre la pedantería de los que llegan a la cátedra con la pretensión ridícula de que le besemos el culo a sus poemas o cuentos, o a la primera novela que están escribiendo, la que supuestamente les llevará a la fama, su gran obra maestra. Nos reímos un poco. Sacamos la cuenta de cuántos vinieron tres veces y nunca regresaron, o nos veían por la calle y apresuraban el paso, o en el peor de los casos unían sus cejas mucho, mucho, casi hasta convertirse en un felpudo uniforme al cruzarnos. Sí, nos gusta reírnos de esas actitudes inexplicables, para romper el hielo al comenzar. Nosotros somos gente cortés.

¿Bolaño?  ¡Presente!

 

Adrineli lee “El Ojo Silva”, del escritor Chileno, de su libro “Putas Asesinas”. Últimamente, nos entusiasmamos mucho cuando alguien lee a Bolaño, sin importar que el proceso se esté repitiendo cada semana. Adri lee y llega Jimena, tan impecable y linda, (profesora de teatro que intenta ayudarnos un poco con el recital que ofreceremos sobre poesía falconiana fantasmal) mientras Bolaño  sigue hablando sobre las experiencias del Ojo en la India, rodeado de putas y niños desgraciados, pobres chicos. En contraposición a la genialidad absoluta de Roberto, Liwin ojea un panfleto que le regalaron en la calle, y yo, pues, escribo en esta libretita que alguien bautizó como un coctel. (Algunos lloramos al terminar el cuento, sí, aún tenemos un granito de sensibilidad. ¡Vuelvan, muchachos! ¡Vuelvan! ¡No criticaremos sus textos!).



Discusión sobre el uso de los términos “convive” y “gusto”. 



Liwin comparte algunos textos (entre ellos, “El loco del pregonero”, “Harold Álvaro Tenorio” y “Don Alfonso cuesta y cuesta”) del libro “Poeterías” de Gonzalo Fragui, merideño (recordamos a Benito Mieses y reímos más, esta vez con cierto grado de nostalgia). Rosa Guevara, hija de su padre Guevara y nueva en la cátedra, recitó unos poemas de sus autoría que hablaban sobre la digestión, la calle y la chatarra; prometió traer otros la próxima semana, ella sí regresará. Daniela Nazareth culminó haciendo una lectura de “El antropófago” del Ecuatoriano Pablo Palacio. Todos terminamos queriéndolo y alucinando mordidas.
 

Despedida: 8:35pm. Ya no hace tanto calor.



               

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