29 dic 2014

"MAGLEV" por Daniela Nazareth / Narrativa / Ci-fi en Falcón III









MAGLEV



A los miembros de la Cátedra Libre de Literatura Agustín García.



Ha sido comprobado científicamente que lo más cerca que ha estado un rostro de levitar en esta ciudad es al encontrarse pegado al plástico amarillo de los trenes Maglev, unas superconductoras japonesas que se estrenaron en el 2005 casi antes de cristo y que el gobierno venezolano adquirió en el 2078 para ser instalados en las principales ciudades de uno de los países más ricos de la historia del siglo XXI. Las fuertes protestas de choferes en el 73 debido a la resolución que eliminaba a todos los automóviles que se dedicasen al comercio, contaminación atmosférica, matanza de canes perdidos y tráfico de cocuy, fue el detonante perfecto para la compra de los Maglev. Según la resolución, los automóviles  quedaban confiscados y prohibidos de uso, hasta que dejaran de cumplir con las características de resultar sospechosos y de ser una posible amenaza para la integridad nacional. Ante esto, cientos de ciudadanos comenzaron a tomar el Maglev para ir a sus trabajos y hogares. Sólo existió una condición del gobierno para instalar los prácticos vagones en ese entonces: No podrán cruzar el límite de cada estado. 


Dentro de la historia, se señala un juego que existió en la década de 1990,  donde el objetivo era dirigir mediante una especie de teclado  con relieve que incluía un móvil a una rayita proyectada en la pantalla que hacía el papel de serpiente; mientras más alimentabas a la serpiente con puntos que simulaban ser manzanas, ésta aumentaba su longitud. El reto era simple: no permitir que la serpiente colisionara con su propio cuerpo. Pero el juego no llegaba hasta allí. Existía un rectángulo de pequeña dimensión que hacía de jaula del animal; esta jamás podría tocar los extremos ya que eso causaría su muerte. Desde el año 2081, el estado falcón es ese rectángulo, ya casi se refleja con esa forma dentro del mapa. 


La superconductora Maglev (Magnetic Levitation) puede alcanzar los 581Km/h. En la publicidad se hace una comparación entre un sujeto cepillando sus dientes y sonriendo, de fondo suena una música parecida a un villancico. El sujeto se desvanece frente al espejo y aparece sentado con traje y corbata en  un asiento del Maglev, hace el saludo militar al holograma que se mantiene en la puerta de salida y continúa cepillando sus dientes. Eso puede decirnos dos cosas: el gobierno quiere que más indigentes vivan en los vagones o tal vez quiera decir que no podemos perder tiempo mejorando nuestro aliento e higiene. Agreguemos una tercera, tal vez la que ellos aprobarían: viajar en un Maglev es más rápido que cepillar sus dientes por la mañana. Un coriano promedio o disperso podría estar de acuerdo con esa teoría; en la CAG pensamos distintos.


"La Cátedra de Anti espionaje Galáctico o CAG, es un grupo de escritores venezolanos que realizan reuniones clandestinas desde 2067 en torno al impacto  de las fuerzas alienígenas en la sociedad y el complot entre los gobiernos de Rusia, Venezuela, China, Japón, Cuba y  EE.UU sobre este tema. Una especie de los pocos anarquistas reales que intentan concientizar a los humanos sobre las desventajas de continuar las relaciones intergalácticas. Unos nerds, superdotados,  y egocéntricos súperhumanos antiamantes de las máquinas y las naves espaciales. A pesar de su hermetismo, la CAG ha enfrentado situaciones difíciles con infiltrados y denuncias públicas en los últimos años. Estos contraatacan enviando cadenas virales vía mail con sus textos. Hasta la fecha, han logrado mantenerse firmes.Traducido de robotwriter.uk


Hemos sido nosotros los que declaramos que lo más cerca que ha estado un rostro de levitar es al encontrarse pegado al plástico amarillo del Maglev. El plástico de la superconductora decora casi todo el vagón, es un material duro, casi como piedra, demasiado denso para manos de ancianos y niños intentando no caerse. Mantenerse de pie en un Maglev es la tarea más ardua que han atravesado los corianos desde principios del siglo XXI, época de saqueos, escasez y devaluación de la moneda nacional. Cuando se está parado en el Maglev sólo se intenta mantenerse así, erguido, en silencio, adquiriendo una separación de pies adecuada, una que pueda sostener el cráneo, la espalda, dos brazos y dos piernas al menos por 2 minutos a 581km/h. Sólo cuando consigues un asiento junto a la ventana, puede que logres hacer tu rostro levitar o al menos ver el del usuario que va sentado frente a ti. Una vez escuché de un hombre que destrozó el perfecto rostro de un muchacho sólo para reclamar un puesto con vista en el vagón que sigue una ruta lineal subterránea, el  A-2. Es común que un humano quiera destrozar a otro, lo absurdo es que nadie quiere un puesto con vista en esa ruta. La A-2 Subterránea también es llamada “la náusea”, o así la llamamos en la CAG, al igual que “Ifigenia”, la ruta A-5, donde se suben los artistas cuando deciden suicidarse sólo frente a hologramas que hacen guardia;  y “hojas de hierba”, vagón preferido de los periqueros y fumones de la ciudad.  De estas, la náusea es la más dolorosa. Cuando subes, sabes que visitarás el mismísimo infierno. Sus constantes paradas, que van entre 0.5 y 2 minutos, obligan al usuario a cerrar los ojos muy fuerte. A los miembros de la CAG nos gusta mantenerlos cerrados sólo por unos segundos mientras caminamos medio trayecto en la estación, luego los abrimos y vemos a un  indigente intentando armar una máquina del tiempo. Los indigentes de la náusea son los más desechables de la ciudad. Sufren de neurosis y paranoias; la mayoría terminan realmente trastornados por el chirrido de los vagones al pasar casi sobre ellos. La frecuencia cardíaca en  ese lugar es incalculable. En una ocasión, pasando cerca de un grupo que jugaba a pintarse símbolos ovni en la piel, escuché que declamaban: nosotros somos los autómatas del vértigo.


            En una de nuestras reuniones comenté lo que había escuchado en la náusea. Algunos miraron a la nada seriamente, J.A28 cambiaba  con mucho cuidado un fusil de su mano-guante electrónica que había comprado hace un par de meses en una tienda de baratijas. Sus manos funcionaban correctamente, pero siempre repetía la misma frase: debemos estar preparados. Hubo un silencio de 5 minutos hasta que al fin encendió la mano, produciendo un estruendo de todos sus sonidos activados al mismo tiempo.  “Autómatas del vértigo....” repetía por lo bajo MS01. Esa noche logramos definir a la poesía autómata del vértigo, la poesía a finales del siglo XXI, que sólo puede escribirse  cuando el rostro es leve, cuando se encuentra encerrado en un rectángulo de dimensión mínima,  adherido a un plástico amarillo y frío a 581km/h. Lo pactamos. Enviamos el manifiesto de 1 línea como virus en menos de 5 segundos desde la mano electrónica de JA28. 


Nosotros somos la poesía autómata del vértigo.



Enciendo mi máscara térmica para despejar la humedad del vidrio ya empañado mientras el vagón se detiene. “Guardar registro de ideas en archivo general CAG. Hora: 17:01 -17:03”,  “Enviar”. Mientras se bajan los 3 usuarios que viajaban conmigo, me detengo a ver el poster de una nave espacial pegado en uno de los vagones de Ifigenia, este tiene unas letras fluorescentes que interrogan: ¿Está usted preparado?

2 comentarios:

  1. Ahh no esta es la que pao ahh no esta es menol

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  2. No te conocía, me alegra eso. Y yo que me creía de los jóvenes. <3

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